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miércoles, 11 de enero de 2017

Mis pueblos, son mi Patrimonio.

Mis pueblos, son mi Patrimonio.


Nací en Almonte. Mis raíces están en esa maravillosa tierra y mis recuerdos, anclados para siempre, en mi corazón almonteño. Volver a mi pueblo, recarga siempre mágicamente mis baterías. Soy almonteña y me siento feliz de pisar su inmenso Patrimonio: El Rocío, Acebuche, la Rocina, la Marisma, el Acebrón, Cabezudos, la Playa del Loro, la Cuesta Maneli, Matalascañas y Doñana,, Patrimonio de la Humanidad desde el 5 de noviembre de 1994.

Salí de Almonte a estudiar, con dieciochos años recién cumplidos. Trabajé dos años de maestra en mi querido pueblo, el primero de ellos, recién terminado Magisterio. Muchos recuerdos de las experiencias vividas y sentidas en esos comienzos profesionales. Pero hoy, en esta primera entrada, no vengo a hablaros del Patrimonio de mi tierra. Prometo hacerlo en otro momento.

Soy de pueblo. No me gusta vivir en la ciudad. Viví cinco años en Sevilla y algunos de ellos, los pasaba fuera, trabajando en Huelva y el resto, tratando de encontrar otro lugar en el que me pudiera sentir "de pueblo".

Ese lugar lo encontré y puedo decir que desde entonces, no pasa  ni un día de mi vida que no recuerde la suerte que tuve y lo acertado de mi elección. Mairena del Aljarafe se convirtió en mi pueblo adoptivo. Pronto celebraré los treinta años de mi llegada. Para mí vivir aquí, es un "lujo emocional". Empezando la década de los novena, concretamente en el curso 1990-91, mi segundo destino definitivo me traía a Mairena, a trabajar. Los próximos veinte años, trabajaría en el CEIP Lepanto.


Pero al contrario que Almonte, la Mairena a la que yo llegué, tenía un patrimonio más reducido que mi pueblo, pero muy bello. Corría el año 1988. El casco antiguo conservaba casas antiguas con techos de madera y solerías centenarias, la iglesia de San Ildelfonso, el Arco de la Prusiana y sus Hermandades; del Rosario, de las Mercedes y del Rocío. Mairena empezaba a crecer con múltiples Urbanizaciones.



Desde mi llegada a Mairena intenté y muy pronto lo conseguí, incluirme en la dinámica del pueblo. Necesitaba conocerlo, hacerlo mio, para poder volver a tener un sentimiento de pertenencia al lugar elegido para vivir. Sentirme mairenera de adopción.

A esta altura de la entrada os estaréis preguntando qué quiero contar y el por qué de los párrafos anteriores. Espero y deseo haber sido capaz de poneros en mi lugar, para que podáis compartir desde la emoción y el corazón, la maravillosa experiencia que tuve la suerte de Coordinar y Compartir Trabajando en Equipo, con los maestros/as del cole.

Pero eso será en el siguiente capítulo, que te invito a conocer.

Proyecto: Mairena entre ayer y hoy.

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